Cada uno de nosotros somos creación única, exclusiva. Somos producto de la inspiración mas increíble. No fuimos creados en serie.
Hoy somos llamados a imaginar, a sospechar las sorpresas más increíbles.
Es el amor la fuente y la explicación de la santidad…: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos.
Por supuesto que la bienaventuranza del santo es una bienaventuranza diferente. Se trata de una felicidad desde el punto de vista de Dios.
Es la bienaventuranza de quien tiene
Nada que ver con los distraídos o con los superficiales que se contentan con una alegría de poco precio, mal vendida por los mercados de la facilidad.
Los santos, antes de ser coronados en el cielo, han tragado abundantemente el polvo de nuestra tierra.
Más que frecuentar las nubes, han demostrado que saben caminar a lo largo de nuestras carreteras, han desgastado varios pares de zapatos en nuestras banquetas.
Estos personajes excepcionales han llevado una existencia tan ordinaria como la nuestra, con nuestras mismas dificultades y esfuerzos, cansancio, preocupaciones…
Su fidelidad ha tenido el mismo precio que la nuestra.
Sí, hoy es la fiesta de la santidad ordinaria, pero no por eso menos importante ni menos luminosa.
El milagro de estos santos ha sido tomar en serio el evangelio.
Es la fiesta de la santidad común, de la santidad humana, es la fiesta de la santidad a nuestro alcance.
Es la fiesta de la santidad anónima.
Es evidente que el único nombre que falta en la lista de los santos… es el nuestro.